EL ENTRAÑABLE CELESTINO LLAMADO EN EL PUEBLO EL YU

PERSONAJE QUERIDO Y RESPETADO EN EL PUEBLO, EL YU.
UNA ANÉCDOTA DEL YU. Son numerosas las historias y anécdotas que me han contado de Celestino alias el Yu, dicen los que le conocieron que ha pesar de su minusvalía no era fácil engañar y era mas listo que el hambre. Una de estas historia me lo ha contado un amigo que la vivió en primera persona y todavia a recordarla le provoca una gran sonrisa, sucedió una tarde del mes de Julio con 40 grados en la calle de hace ya 28 años, el personal del reparto de una marca de cerveza, que no era la Cruzcampo, se habían marchado ya y solo quedaba el encargado del almacén, justo antes de cerrar el negocio el camión de la empresa apareció con 500 cajas de botellines para descargar, en aquel tiempo las cajas se descargaban a brazo ya que no tenían carretillas elevadora para descargar los pales de cajas. El encargado se vio en un apuro y se acerco a la Esquina Cortes para buscar a alguien que le ayudara en el trabajo. El calor de Julio había dejado desiertas las calles del pueblo y en el bar solo estaba el Yu que le pedía un vaso de agua al Coria (el dependiente), el encargado le dijo al Yu que si quería ayudarle a descargar unas cajitas, el Yu se asomo a la puerta y vio de reojo el camión cargado de cajas, y le dijo que si, pero que primero tenia que comer que tenia mucha hambre, el encargado le pidió al dependiente que le preparara un buen bocadillo y le pusiera una cerveza. El bocadillo fue de caballa con pimiento morrón de tamaño familiar y fue regado con tres cervezas, El Yu se sento en el velador debajo del TV y mientras se comia el bocadillo el camionero y el encargado del almacen fueron a arreglar las facturas. Media hora después se acercaron al bar a buscar al Yu para descargar, que acababa de comerse el bocadillo y apuraba la ultima cerveza. _Venga Celestino, ya has terminado. venga vamos a descargar el camión.(le dijo el encargado) _No...no descargar no, ahora a ormir, a ormir...(queria decir a dormir, a dormir)(cerro los ojos y se quedo dormido apoyando la cabeza en la mesa, ante la mirada atónita de los hombres, que no tuvieron mas remedios que descargar ellos solos el camión mientras el Yu se pego una horita de siesta).

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