UN RELATO A LA VIRGEN DEL ROSARIO. POR ÁNGEL DE LA FLOR

LA ABUELA
Una mañana mas y como siempre, la abuela Carmen entraba despacio y en silencio, se situaba frente a ella y se reclinaba un poco y a la misma vez se santiguaba. Andaba unos pasos mas y se situaba frente a frente a ella arrodillándose y le rezaba una oración en voz baja, unos minutos después se levantaba lentamente sin perder la vista de la imagen y se sentaba frente a ella en el banco mas próximo al altar. Alli sentada Carmen le hablaba a la Virgen como a una amiga o como se le habla a una madre, le contaba su día a día sus achaques de dolores por las artrosis de aquella mañana, le hablaba de todo un poco, que si el vecino que estaba enfermo, que que pena de la joven del nº8 que se había quedado embarazada o lo travieso que eran los gemelos del segundo, incluso del precio de los tomates o que el Betis había perdido o el Domingo que ganaba. Ella al contar sus cosas veía como la Virgen del Rosario reía o lloraba. La buena de Carmen con sus mas de 70 primaveras a cuesta, no había faltado nunca a su cita con su Virgen de la Capilla de la calle Real y como siempre antes de marcharse hasta el día siguiente le pedía por su Juan su hijo, que un día de Verano del 36 cuando tenia 18 años salio de casa y no volvió mas a verlo. Le pedía por el y le pedía a la virgencita que lo cuidara y se lo trajera pronto con ella sano y salvo.
Una mañana cuando la abuela Carmen se dirigía a la capilla, vio salir de ella a unos policías junto al párroco, fue este el que informo a Carmen que el niño Jesús de la Virgen había sido robado de los brazos de su madre, entro apresudaramente y corrió a los pies de la Virgen, se arrodillo ante ella y lloro desconsoladamente, la Virgen del Rosario lloraba también la perdida de su hijo, en ese momento triste no era una mujer y una imagen santa, eran dos madres que habían perdido a sus hijos.
Pasaron los meses y los meses y la abuela Carmen seguía acudiendo a su cita, pero cada vez le costaba mas trabajo andar y se asfixiaba con muy poco, su viejo corazón cada vez tenia menos fuerza y el medico le aconsejo que reposara aunque ella cada mañana hacia el esfuerzo e iba a ver a su Virgen y notaba que esta estaba muy triste desde el día que le quitaron su hijo ,Carmen la intentaba animar como podía.
Una mañana la abuela Carmen no se podía levantar, el medico había confirmado a su familia que era cuestión de horas el desenlace final. En la cama de su casa del barrio bajo, con los ojos cerrado la abuela apenas tenia un hilo de respiración todo llegaba a su final. De repente oyó una voz dulce que le llamaba
_ Carmen, Carmen, despierta.- lentamente la mujer abrió los ojos y vio una luz blanca maravillosa que alumbraba la habitación, frente a ella a los pies de su cama la Virgen del Rosario le sonreía- _Hoy he venido yo a verte a ti, mira a quien tengo en brazo- La abuela vio al niño Jesús que sonreía contento en brazo de su madre, la mujer lloro emocionada y contenta, el niño estaba de nuevo con su madre.
_ Pero no llores- dijo la Virgen- Hoy es un dia para estar feliz, tu niño también esta aquí.
En un lado de la cama Juan el hijo de Carmen miraba con dulzura a su madre, esta al verlo se levanto agilmente y abrazo a su hijo.
_Estaremos juntos para siempre madre- dijo Juan fundido en un eterno abrazo a su madre Carmen.
LA NOTICIA CORRIÓ COMO LA PÓLVORA EN EL PUEBLO, LA POLICÍA HABÍA RESCATADO EN UN PISO DE UN BARRIO MARGINAL DE SEVILLA, LA FIGURA DEL NIÑO JESÚS DE LA VIRGEN DEL ROSARIO.
ESE MISMO DÍA LA ABUELA CARMEN HABÍA FALLECIDO.